Mary Poppins, profesora de economía
Luis Garvía Vega, Universidad Pontificia Comillas
Ojo, va a haber spoilers. Mary Poppins (1964) es una de las películas sobre economía más completas de la historia del cine y su visionado debería formar parte de cualquier asignatura troncal de la materia.
Es difícil tratar tantas ideas económicas con tanta profundidad y en tan poco tiempo, con la calidad y el cariño con el que se hace durante sus 2 horas y 19 minutos de metraje. Con la crisis económica y de cuidados en la que estamos, situar a la persona en el centro de la economía es más necesario que nunca, lo que hace a esta película de total actualidad.
En ese momento, muchos de los conceptos económicos que vamos a describir ni siquiera eran objeto de estudio. Es el caso de la economía conductual (behavioural finance) o la gamificacion. Por ello, además de ser una película adelantada a su tiempo, llega a tener elementos proféticos, como el final del número musical en el que los ejecutivos bancarios cantan: “Si el Banco de Inglaterra resiste, Inglaterra resistirá, pero si el Banco de Inglaterra cae, Inglaterra caerá”. Esto, casi 30 años antes de que George Soros expulsara a la libra esterlina del Mecanismo Europeo de Cambio en 1992.
Escalera social
La película juega constantemente con contrastes. Empieza con Bert el deshollinador cantando “sabe la gente que este oficio es servil, pero lustre les da” para justo a continuación enseñarnos su opuesto: una familia de clase alta victoriana, con un apellido que es una clara declaración de intenciones. Banks, bancos en inglés.
Desde el principio es protagonista la enorme desigualdad social de la época y, en cualquiera de los casos que se van presentando, se pone en valor el trabajo y la profesionalidad, se sea banquero, niñera o deshollinador, entre las diferentes profesiones que van apareciendo a lo largo de la película.
Las relaciones laborales se analizan con detalle. El señor Banks busca una niñera y para ello casi llega a poner un anuncio en el periódico, realiza una entrevista y termina contratando a Mary. Con posterioridad, la nueva empleada es amonestada por su patrón. El señor Banks, que sueña con un ascenso, es finalmente despedido y se pueden ver las consecuencias de ese despido tanto en la persona como en la familia. La depresión, el abuso de autoridad o el despotismo son expuestos y minuciosamente diseccionados, siempre con humor y sensibilidad. Un ejercicio realmente complicado.
Presentado el derecho laboral, se procede a analizar la esencia del trabajo. El trabajo genera vida y constituye un fin en sí mismo. ¿Podemos considerar a Mary Poppins marxista? Si consideramos en el análisis el protagonismo que tienen el deshollinador y sus bienes, comparados con los de la familia Banks, probablemente la respuesta sea afirmativa.
Juego y conducta
Al dar las instrucciones del juego empezar bien ahorra trabajo, Mary Poppins expone la siguiente idea: en toda labor u ocupación hay un elemento de diversión, se busca ese elemento y ¡el trabajo es un juego! En el año 2002, el diseñador de juegos Nick Pelling empezó a hablar de gamificación (del término inglés game) y, así, la economía moderna comienza a acercarse a la doctrina de Mary Poppins.
Más allá de la gamificacion, la frase “con un poco de azúcar esa píldora que os dan pasará mejor” es un ejemplo perfecto de la teoría de los empujones (Nudge Theory). Los empujones son una forma de influir en el comportamiento de las personas sin coerción ni prohibiciones, usando refuerzos positivos. Es una parte de la economía del comportamiento o economía conductual (behavioural finance) por el que el trabajo de Richard Thaler recibió el Premio Nobel de Economía en 2017. ¿Se puede aprender economía y disfrutar al mismo tiempo? ¿Qué incentivos necesita una sociedad para transformarse? ¿Era Mary Poppins una economista conductual?
Sin duda que Mary Poppins predicaba con el ejemplo, enseñando a pescar a los jóvenes hermanos Banks, en lugar de dándoles peces.
Pánico bancario
Otra parte importante de la película es la antológica descripción que realiza del sistema bancario. La canción Fidelity Fiduciary Bank describe perfectamente como “si a dos peniques sabes buen empleo dar ganas más y en el banco siempre aumenta el capital”.
Otro buen ejemplo es el propio nombre del banco: Dawes, Tomes, Mousely y Grubbs, Banco de Ahorro, Crédito y Seguridad, demostrando cómo, cuanto más largo y complejo es el nombre del producto, más probabilidades hay de que atrape a incautos.
¿Recuerdan la crisis financiera de 2008? Animo a escuchar la canción entera: aparecen instrumentos financieros (bonos y acciones), grandes proyectos de inversión y varios guiños más. Aunque lo mejor está por llegar: justo después de esa canción ocurre la que probablemente sea la mejor descripción que se haya hecho en el cine de un pánico bancario. Al grito de “¡Mi penique, se han quedado con mi penique!”, el pequeño Michael crea un monstruoso efecto mariposa que termina con un corralito bancario. Espectacular.
Para volver a ver
A lo largo de la película hay más, mucho más. El contraste entre la vida de Bert, sin recursos pero siempre feliz, y el amargado señor Banks; el juego constante con las expectativas, el valor intrínseco (comenta Bert con ironía: “No debe malgastar su precioso tiempo en esas tonterías: sacar a los niños no sirve para nada”) o la lucha sufragista de la señora Banks son ejemplos. La importancia de la infancia, la pobreza o la paternidad responsable son otros elementos que están constantemente en escena.
Es difícil en poco más de dos horas contar tanto y tan bien.
Luis Garvía Vega, Director del Máster Universitario en Gestión de Riesgos Financieros (MUGRF) en ICADE Business School, Universidad Pontificia Comillas
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.