Netflix saca al pole dance a la luz
Enfocado en un falso modelo de perfección, de erróneo tabú y estereotipos, el cuerpo y la sensualidad femenina ha sido objeto de críticas y señalamientos negativos durante muchos años. Como consecuencia, nos encontramos con mujeres con autoestima lastimada por reproches morales, disconformidad física y represiones de su personalidad.
En un mundo donde estos temas son escondidos, está el llamado pole dance (baile del tubo o baile del caño). Una actividad que comienza por ser solo un entretenimiento para hombres en clubs, pero que al pasar del tiempo se ha
resignificado como una disciplina deportiva a nivel mundial y una herramienta terapéutica.
El documental de Netflix Strip Down, Rise Up (Despójate, elévate 2021), dirigido por Michèle Ohayon, saca al pole dance a la luz, contando las historias de mujeres que encontraron en esta actividad una manera de renacer desde vidas marcadas por abusos físicos y psicológicos.
El eje conductor del documental es la academia S Factor de la actriz estadounidense Sheila Kelley. Allí las mujeres acuden para aprender las técnicas del pole dance, pero no de forma mecánica, sino para sanar las heridas arrastra su feminidad. «Se trata de liberar un trauma profundo de tu cuerpo», dice Kelly ante un grupo de aprendices.
Estas historias van acompañadas de las experiencias de otras mujeres como Amy Bond, CEO de San Francisco Pole and Dance, quien tuvo un breve pasado por el cine para adultos que todavía la persigue.
«Esta industria ha crecido porque creamos un negocio que te ayuda a empoderarte para el resto de tu vida», afirma Bond, desde los espacios de su taller, un lugar de 437 metros cuadrados.
En la actualidad, aunque sea llamado y reconocido como un deporte, parte de la sociedad aún no está adaptada a este cambio, por lo que muchas personas juzgan la decencia del pole dance y de la persona que lo practica. Lo que queda evidenciado en experiencias como la que narra «Allison» una instructora a la que el pole dance la ayudó a bajar 27 kilos, pero le ocasionó problemas matrimoniales.
Un deporte sanador
La apuesta de Michèle Ohayon es un enfoque feminista sin estridencias donde se expone que el pole dance funciona también como un espacio terapéutico que le permite a la mujer reencontrarse consigo misma, con su esencia, con su sensualidad, su poder, su valor y sus capacidades.
Las dramáticas historias de vida que recorre el documental muestran cómo el pole dance les permitió luego conectarse con cada una de las partes de su cuerpo tal cual es y con su personalidad a través del redescubrimiento de la singularidad de cada una.
Cuando practicas pole dance trabajas con lo que está en ti, con el pole como única herramienta y la calidez
y motivación que te ofrece el «mujeres apoyando mujeres». Pasa el miedo y te comienzas a mostrar como tú eres, no como las normativas de género te moldearon. Aprendes a tomar lo negativo y convertirlo en un punto positivo que te impulse a realizar algo productivo, aprendes a respetarte, a quererte y a enamorarte de la persona que ves en el espejo.
Te permites sentir, explorar, soltar y expresar en un ambiente donde sientes y sabes que no habrá juicios hacia ti. Es un espacio que te permite sanar heridas y disminuir cicatrices de tu vida, reconoces y fortaleces todo lo que puedes hacer por ti misma. Trabajas con esa sensación de permitirte la libertad de hacer y moverte como quieras y pasar de las limitaciones que te autoimpones.
El pole es un deporte donde trabajas tu cuerpo de forma integral, ganas fuerza, masa muscular, destreza, coordinación y habilidad mental mientras disfrutas cada uno de los movimientos que haces y vas celebrando los resultados de tu esfuerzo.
Deilyn Manzano. Licenciada en Enfermería, acompañante terapéutica en formación, practicante de pole dance