El 21 de febrero de 1936, el presidente Eleazar López Contreras le dio a conocer a Venezuela un plan que marcaría el ingreso del país al nuevo siglo luego de la larga dictadura de Juan Vicente Gómez. Los puntos claves del Programa de Febrero resonaron en todos los lugares de la nación donde había una radio. «El Ronquito» como se apodaba al mandatario arrancaba una nueva época.
«Con la muerte de Gómez, las demandas de renovación ideológica, social y económica estallaron en la cara del atribulado General López Contreras, asediado también por los sectores reaccionarios», comenta en un hilo el historiador Guillermo T. Aveledo.
El programa de Contreras fue la reacción a la protesta más grande que había visto el país hasta el momento y el primer gran proyecto de reforma del Estado moderno en Venezuela . El 14 de febrero, una manifestación en Caracas se saldó con ocho muertos, la destitución del gobernador gomecista de la ciudad y promesas de cambios por parte del mandatario.
El docente universitario José Guido Hidalgo agrega que «luego de los sucesos del 14 de febrero de 1936 (…) el sector gomecista moderado en funciones de gobierno presentó lo que puede entenderse como un proyecto de modernización de la sociedad venezolana, cuyos lineamientos principales estuvieron comprendidos en el Programa de Febrero.»
En 1936, la población venezolana es de tres millones y medio de habitantes y 74% de ellos vive en zonas rurales. El país está azotado por el paludismo, la gastroenteritis, tuberculosis y otras enfermedades. La mayoría de la población en edad escolar, no está dentro del sistema educativo.
La incipiente industria petrolera ya representa 22% del Producto Interno Bruto (PIB) mientras el café y el cacao todavía son productos claves de exportación y la agricultura abarca 14% del PIB. Esa es la Venezuela que comenzaba a gobernar López Contreras cuando estallan las protestas de febrero.
«Este hombre, que nuestra patria ha tenido la fortuna de encontrar en su camino en un momento difícil de su existencia, ha presentado al país un programa de gobierno que atiende a nuestras necesidades vitales, a la solución de nuestros problemas concretos, que son de sanidad, de educación, de comunicaciones, de economía, en una palabra de nuestro tremendo atraso nacional», señala Alberto Adriani en su libro Labor venezolanista (1962).
El Plan de Febrero
En el aspecto económico el Plan de Febrero contemplaba varios puntos fundamentales:
a) Fomento de la producción agrícola y pecuaria con un ambicioso plan de construcción de caminos, carreteras y vías de penetración.
b) Promoción del desarrollo industrial del país.
c) Constitución de un amplio mercado de consumo interno.
d) Implementación de una política fiscal por parte del Estado que favoreciera el desarrollo de las energías privadas
e) Desarrollo de una política comercial para equipararse con los países del mundo capitalista.
f) Elaboración de una legislación que proteja los derechos del patrono para el ejercicio libre, pacífico y remunerativo de sus actividades y que a su vez ofreciera justicia económica y social al obrero.
La historiadora Rossana Hernández Araujo, señala que partiendo del Programa de Febrero, «entre los cambios fundamentales de este período se destaca el nuevo papel del Estado en la economía. Así, la Constitución de 1936 se constituyó en el marco jurídico que le daría forma a un Estado moderno que propiciaría el desarrollo capitalista».
Gracias a estas condiciones se dicta la ley que crea el Banco Central de Venezuela (1939), la Ley del Trabajo (1936), la Ley de Aranceles (1936), la Ley del Banco Industrial de Venezuela (1937). Además, será la base para que el presidente Isaías Medina Angarita (1941-1945) impulse la Ley del Impuesto sobre la Renta (1942) y la Ley de Reforma Petrolera (1943).
«El Programa de Febrero combina elementos liberalizadores y de reforma social, redefiniendo -desde el poder- las relaciones Estado-Sociedad… Del ‘positivismo del orden’, pasamos al ‘positivismo del progreso'», apunta en Twitter Aveledo.
Quizás te pueda interesar