La relajación de las sanciones petroleras será un factor clave para el crecimiento económico de Venezuela en 2024, pero la productividad está condicionada por elementos estructurales que le restarán fuerza, de acuerdo con las conclusiones del foro «¿Crecimiento o estancamiento?», organizado por el Observatorio Venezolano de Finanzas.
Daniel Cadenas, profesor de Economía de la Universidad Central de Venezuela (UCV) proyectó tres escenarios para la variación del Producto Interno Bruto para el año próximo: si se revierten las sanciones caería 2%, si las licencias se mantienen por seis meses habría un crecimiento de 4% y si se mantienen todo el año, el alza sería de 8%.
El docente advirtió que la economía venezolana tiene un severo problema de financiamiento y para crecer se necesita un crédito como proporción del PIB de 10% y actualmente es de 1%, afectado por la política de elevado encaje legal. A esto se suman las restricciones por cortes eléctricos que generaron una pérdida en 2022 de $6.000 millones, es decir, entre 9% y 10% del PIB.
«No basta con la flexibilización de sanciones. Hay fallas estructurales que si no se atienden, van a impedir crecer en el largo plazo», señaló Cadenas.
Por otra parte, Cadenas estimó que la inflación estará entre 250% y 360% el año que viene, dependiendo la cantidad de dólares que tenga el BCV para intervenir en el mercado, situación que también condicionará la tasa de cambio que prevé entre Bs/$ 170 y Bs/$ 210.
En tanto, Omar Zambrano, docente universitario y economista jefe de ANOVA Policy Research, apuntó que tras la pandemia, Venezuela tuvo una «recuperación no productiva», en el sentido que se trató de una expansión fundamentalmente del comercio y ciertos servicios donde prevalece la baja productividad y los bajos salarios.
Advirtió que para 2024, si se relajan las sanciones, puede haber cierta expansión fiscal que se enfrentaría a una restricción de oferta que puede derivar en más inflación. Todo ello en medio de una gran incertidumbre política por ser 2024 un año electoral.
Zambrano remarcó que una característica de la economía venezolana actualmente es la gran desigualdad y que además se han perdido muchas capacidades.
«Después de ocho años de descrecimiento, el mercado laboral de Venezuela está destruido. Más o menos la mitad de las personas en edad de trabajar está inactiva. Lo que representa una limitación una limitación para crecer», dijo.
El economista aseguró que las remesas ayudan pero no tanto, debido a que 25% de las familias recibe remesas por un monto promedio mensual de $150. Al tiempo que tanto las transferencias directas del gobierno y los salarios son irrisorios.
